martes, 29 de octubre de 2013

¿Por qué el pollo cruzó la carretera? ¡Porque tenía un chaleco reflectante!


Cada vez son más las personas que en zonas urbanas tienen pollos como animales de compañía. Y, por tanto, cada vez son más los pollos que acaban debajo de las ruedas de un coche o una motocicleta por su afán de cruzar las calles.
Ahora los propietarios británicos de pollos urbanos han dicho basta y han comenzado a equipar a sus aves con chalecos reflectantes de un forro acolchado de Flectalon, un material desarrollado por la NASA, en lo que en palabras de los grupos de criadores se ha considerado “una de las cosas más sensatas que ha llegado al mundo de las mascotas en años”.
Los “chalecos para pollos” tienen el sello de Omlet, una compañía que fabrica gallineros fantasía para satisfacer el creciente mercado de estas aves como mascota, sobre todo en el Reino Unido. Y su composición tiene mucho que ver con la eterna pregunta de por qué les da a los pollos por cruzar carreteras a lo loco.

La explicación que dan los fabricantes es que los pollos tienden a irse a su palo de gallinero al anochecer, un momento en que son particularmente vulnerables al tráfico. Pero el alumbrado público en las zonas urbanas les confunde, y puede llevarlos a quedarse hasta más tarde de lo debido.
Y cuando un pollo quiere ir de un lado a otro por la noche, le importa muy poco si es una carretera o un camino. Lo que ocurre a continuación tiene mucho que ver con un día entero quitando plumas del radiador del coche, algo que los propietarios de estas aves querían evitar con algún tipo de elemento de visualización.
De hecho, la idea vino de los dueños; y Omlet le dio la vuelta a la tortilla sacándose de la manga un chaleco transpirable en rosa y amarillo, que se coloca sobre las alas del pollo y tiene un velcro ajustable de sujeción en la parte delantera.
El forro de Flectalon es tecnología aeronáutica al alcance de las aves que no vuelan, pues el aislamiento es particularmente importante para los pollos que se cogen como mascotas, ya que tienden a tener un menor número de plumas que otros congéneres más silvestres, por lo que son más vulnerables al frío.
Sin embargo, advierten que los chalecos no son adecuados como “pijama”, porque el animal podría sobrecalentarse y amanecer cocido en su propio jugo. Las prendas también se deben retirar si la temperatura en el jardín se pone demasiado alta. Para estar en casa también venden unos chalecos en bonitos estampados de pantuflas.
Y para rizar el rizo, un hecho si cabe más inesperado: los propietarios han empezado a informar de que algunos perros no les gusta los colores de los chalecos y tienden a atacar a los pollos, a pesar de que en la web prometen que la tela podría repeler el ataque de un raposo.
Así son los chalecos para pollos, un must en el armario del amante del bienestar avícola que, sinceramente, esperemos que nunca llegue a nuestras fronteras, pues no son pocos los expertos que empiezan a avisar que el uso generalizado de la ropa reflectante en la ciudad, por parte de ciclistas, mensajeros, perros y ahora de los pollos, socava su eficacia ya que se hace menos perceptible.
Fotos y más Info: Omlet . Vía: Telegraph

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