Un 22 de mayo de 1986, en el Estadio
Azteca, un tal Diego Armando Maradona, tras un mal rechace de un
defensor inglés, saltó frente al portero Shilton y dejó su puño
izquierdo suspendido en el aire. Creo que no hace falta que revele el
resultado de esta travesura. El propio protagonista bautizó a esta
jugada como "la mano de Dios".
-Fue él quien remató. -dijo, tras el partido.
Supongo que Dios habrá salido rápidamente a desmentirlo, ya que no es un
hombre demasiado tramposo, que yo sepa. De todas formas, fuera o no de
origen divino, esta triquiñuela permitió a la selección argentina ganar
el partido. No obstante, según el legendario sir Bobby Robson:
-Sí, el primero fue con la mano, pero el otro valió por dos.
A pesar de todo, algunos alegan que el segundo gol de ese partido (el de
la mano no, el otro) no fue tan genial, como es el caso del compañero
del Pelusa, Héctor Adolfo Enrique:
-¿Cómo no vas a anotar el gol, con el pase que te di?
El caso es que, gracias a su pase o a pesar de él, Maradona consiguió hacer más o menos ésto:
-Balón para Diego, ahí la tiene Maradona. Le marcan dos. Pisa la
pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial.
Inicia el contraataque e intenta contactar con Burruchaga. Siempre
Maradona. ¡Genio, genio, genio! Ta, ta, ta, ta. ¡Gol y gool! ¡Qué
golazo! ¡Dios santo, viva el fútbol! ¡Golazo! Estoy llorando,
perdónenme. Maradona, en un recorrido memorable, en la jugada de todos
los tiempos. Barrilete Cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el
camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando
por Argentina? Argentina, dos; Inglaterra, cero. ¡Diegol, Diegool, Diego
Armando Maradona! Gracias, Dios, por el fútbol, por estas lágrimas y
por este Argentina, dos; Inglaterra, cero.
Todos conocen esta efusiva narración del golazo, pero lo que no todos
saben es que todos estos gritos y este llanto desconsolado de Víctor
Hugo Morales esconden una curiosa coincidencia.
Resulta que, para la selección de México, que jugó todos los partidos de
la primera fase y el de octavos en este estadio, su estilo de juego
(que consistía en tirar pedradas a Hugo Sánchez para que las empujara al
arco) necesitaba una circulación lenta del balón. Por eso, el césped
del Azteca no se cortaba nunca. Pero los mexicanos fueron eliminados en
cuartos, un día antes del partido, por lo que decidieron, finalmente,
encender la podadora. ¿Qué hubiera pasado si no lo hubieran hecho? Pues,
sencillamente, este gol no hubiera llegado a verse jamás. Y si Diego no
hubiera conseguido este tanto, ¿qué habría sucedido?
1. Maradona hubiera sido tildado de chupón.
2. Argentina no habría ganado el partido y, en la prórroga, Inglaterra habría tenido una segunda oportunidad.
3. Supongamos que finalmente ganara. La final habría sido
Inglaterra-Alemania, y el nombre de Diego Maradona no hubiera aparecido
jamás en este blog ni en ningún otro. Muchísimas estrellas se han vuelto
supernovas en una Copa del Mundo pero, afortunadamente, la leyenda de
La Pulga no murió, y el planeta entero pudo disfrutar de la velocidad y
las gambetas de uno de los mejores jugadores que jamás han pisado un
terreno de juego con su zurda dorada. Y todo gracias a ese gol.
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